domingo, 19 de enero de 2014

Los miedos, ¿por qué nos bloquean los miedos?



Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez (William Shakespeare).

Siempre he dicho que el valiente no es aquel que no tiene miedo, sino aquel que es capaz de vencerlo. El cobarde siempre teme a lo que no ve, incluso a lo que no va a pasar.
El propio Winston Churchill decía que se había llevado más de la mitad de su vida preocupándose por cosas que jamás iban a ocurrir.

Preocuparse es ocuparse anticipadamente de un hecho no ocurrido. ¿No sería más práctico “ocuparse” de las cosas del presente y disfrutarlas o sufrirlas?

El miedo no nos deja sentir las primeras olas de nuestra infancia, los primeros pasos del éxito, nos reprime con pudor de lo natural y bello, atenaza nuestro valor y ahoga nuestro talento, incluso nos hace perder en el amor.

Si te dejas vencer, habrás sucumbido, estarás perdido en el bosque más tenebroso. Y allí estarás solo, a merced de cualquier alimaña.

Cuando te encuentres con el lobo de tus miedos, no lo dudes, enfréntate a él. Quizás en el embroque, cuando tus pies posen en el suelo, veas que todo se ha desvanecido que lo que creías, ya no es. Puede que te des cuenta que eres capaz de reír, de bailar, de alejar los pudores; sabrás obtener lo mejor de tu talento, te fundirás alegre con las olas, jugarás como un niño, y sobre todo amarás.


Como siempre para lo que necesitéis, estaré por aquí.